LA CASA, MI HISTORIA (escrito por Selene)
(Esta historia, hasta donde seamos capaces de escribirla, queremos dedicársela a Bernardo Ríos, coordinador del Proyecto lector del IES Maimónides, con mucho cariño)
Capítulo 2:
Desde aquel día todas las tardes ella, un hombre que supongo su marido y una niña de 5 o 6 años que imagino su hija se dedicaban a picar mis paredes sin saber qué habría detrás.¡Yo era para ellos una caja de sorpresas! Siempre vestían con ropas de albañiles aunque a la legua se podía ver que no lo eran, pero por ese motivo los valoraba aún más.
Adivinaba los malos pensamientos de sus amigos al verme, les parecía que comprarme había sido una locura, pero yo no lo creía así. Un día presencié como uno de ellos le hechaba un sermón a mi dueña.
Escuché que les dijo que debía contratar a unos albañiles ya que ellos solos no podrían arreglarme, y eso, desde mi punto de vista era cierto. Si arreglar una casa con albañiles ya es trabajo, no me puedo ni imaginar como sería sin estos.
Creo que eso les hizo recapacitar un poco pero lo que les hizo dar el paso decisivo para contratarlos fue cuando mi dueña se clavó un pedazo de azulejo en la barbilla, haciéndose con ello una raja y teniendo que ir a curarse al hospital. Por suerte, pude ver más tarde como se estaba recuperando, sin dejarle ningún tipo de cicatriz.
Una mañana, unos albañiles llegaron y comenzaron a arreglarme, y así durante un largo tiempo. Los albañiles por la mañana y mis dueños por la tarde fueron restaurándome, hasta tener una pequeña parte de mi planta alta arreglada, pero aún sin ventanas.
Desde aquel día todas las tardes ella, un hombre que supongo su marido y una niña de 5 o 6 años que imagino su hija se dedicaban a picar mis paredes sin saber qué habría detrás.¡Yo era para ellos una caja de sorpresas! Siempre vestían con ropas de albañiles aunque a la legua se podía ver que no lo eran, pero por ese motivo los valoraba aún más.
Adivinaba los malos pensamientos de sus amigos al verme, les parecía que comprarme había sido una locura, pero yo no lo creía así. Un día presencié como uno de ellos le hechaba un sermón a mi dueña.
Escuché que les dijo que debía contratar a unos albañiles ya que ellos solos no podrían arreglarme, y eso, desde mi punto de vista era cierto. Si arreglar una casa con albañiles ya es trabajo, no me puedo ni imaginar como sería sin estos.
Creo que eso les hizo recapacitar un poco pero lo que les hizo dar el paso decisivo para contratarlos fue cuando mi dueña se clavó un pedazo de azulejo en la barbilla, haciéndose con ello una raja y teniendo que ir a curarse al hospital. Por suerte, pude ver más tarde como se estaba recuperando, sin dejarle ningún tipo de cicatriz.
Una mañana, unos albañiles llegaron y comenzaron a arreglarme, y así durante un largo tiempo. Los albañiles por la mañana y mis dueños por la tarde fueron restaurándome, hasta tener una pequeña parte de mi planta alta arreglada, pero aún sin ventanas.
Esperamoa mas historia, está muy bien contada, Selene
ResponderEliminarBravo Selene, tu puedes y la casa te lo agradecerá siempre, narra como llegó hasta hoy, cómo contribuyó a cuidar y dar calor a una familia que fue creciendo dentro de sus paredes. Escribe, Selene no dejes de hacerlo que vas muy bien.
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